Scroll to read more

Seguro que has leído y escuchado muchas veces hablar sobre los ataques de denegación de servicio, pero, ¿sabes realmente lo que son? A priori, parece un término muy técnico, pero este ataque es muy sencillo de comprender. Además, es uno de los más utilizados por los ciberdelincuentes a nivel mundial, por lo que es importante entender en qué consiste.
Un ataque de denegación de servicio, tiene como objetivo inhabilitar el uso de un sistema, una aplicación o una máquina, con el fin de bloquear el servicio para el que está destinado. Este ataque puede afectar, tanto a la fuente que ofrece la información como puede ser una aplicación o el canal de transmisión, como a la red informática.

Los servidores web poseen la capacidad de resolver un número determinado de peticiones o conexiones de usuarios de forma simultánea, en caso de superar ese número, el servidor comienza a ralentizarse o incluso puede llegar a no ofrecer respuesta a las peticiones o directamente bloquearse y desconectarse de la red.

Existen dos técnicas de este tipo de ataques: la denegación de servicio o DoS (por sus siglas en inglés Denial of Service) y la denegación de servicio distribuido o DDoS (por sus siglas en inglés Destributed Denial of Service). La diferencia entre ambos es el número de ordenadores o IP´s que realizan el ataque.

En los ataques DoS se generan una cantidad masiva de peticiones al servicio desde una misma máquina o dirección IP, consumiendo así los recursos que ofrece el servicio hasta que llega un momento en que no tiene capacidad de respuesta y comienza a rechazar peticiones, esto es cuando se materializa la denegación del servicio.

En el caso de los ataques DDoS, se realizan peticiones o conexiones empleando un gran número de ordenadores o direcciones IP. Estas peticiones se realizan todas al mismo tiempo y hacia el mismo servicio objeto del ataque. Un ataque DDoS es más difícil de detectar, ya que el número de peticiones proviene desde diferentes IP´s y el administrador no puede bloquear la IP que está realizando las peticiones, como sí ocurre en el ataque DoS.

Los ordenadores que realizan el ataque DDoS son reclutados mediante la infección de un malware, convirtiéndose así en bots o zombis, capaces de ser controlados de forma remota por un ciberdelincuente. Un conjunto de bots, es decir, de ordenadores infectados por el mismo malware, forman una botnet o también conocida como red zombi. Obviamente, esta red tiene mayor capacidad para derribar servidores que un ataque realizado por sólo una máquina.

Para comprobar si nuestro equipo está infectado por este tipo de malware y pertenece a una red zombi, sin que seamos conscientes, podemos hacer uso del servicio AntiBotnet que detectará si nuestra red pertenece a una botnet.

¿Por qué se realizan estos ataques y a quién afectan?
Como hemos visto, los ataques de denegación de servicio son utilizados para inhabilitar un servicio ofrecido por un servidor, haciendo colapsar el sistema aprovechando sus vulnerabilidades. El objetivo de los ciberdelincuentes es provocar un perjuicio, tanto a los usuarios que se abastecen del servicio, como al administrador que lo ofrece, inhabilitando su funcionalidad y provocando pérdidas, tanto económicas, como de prestigio.

Hasta el momento, El mayor ataque de denegación de servicio ocurrido en la historia se produjo, el 28 de febrero de 2018, a una conocida plataforma de proyectos colaborativos. Dejando sin funcionamiento la plataforma unos 10 minutos en total, de manera intermitente. Este ataque fue realizado de forma distribuida, es decir, con un ataque DDoS. A pesar de toda la seguridad de la que disponía la plataforma, no pudo afrontar el bombardeo de 126,9 millones de paquetes o lo que es lo mismo, unos 1,35 terabits por segundo recibidos. Este ataque fue realizado a través de una red botnet utilizando servidores de diversas entidades.

ciberdelincuentes

¿Cómo evitarlo?
Como usuarios debemos revisar la configuración de nuestros routers y firewalls para detectar IP´s inválidas o falsas, que provengan de posibles atacantes. Normalmente, nuestro Proveedor de Servicios de Internet (ISP) se encarga de que nuestro router esté al día con esta configuración.

Por otro lado, las Organizaciones y empresas que proveen estos servicios, deben proteger tanto su red, como toda su infraestructura para poder evitar que estos ataques puedan afectar al desempeño de su trabajo y como consecuencia derivada de ello, a sus clientes. Si una empresa se ve afectada por un ataque de denegación de servicio (DoS) perderá la confianza de sus clientes y descartarán la contratación de sus servicios.

 

Fuente: Instituto Nacional de Ciberseguridad de España